Tengo un nuevo reloj y es pajaza, tiene correa de cuero y resiste hasta 100 metros bajo el agua. Ayer fui a comprarlo con mi viejo, como el pavo que soy me quedé pegado a la vitrina imaginándome cuál parecía algo que yo me pondría en el futuro. Y es que yo pienso como mierda en el futuro, lo cual muchos creen no hago.
Es que cuando encuentro algo que me gusta y lo meto a mi vida yo vuelo, pienso en todo lo que haré y cómo lo disfrutaré. Anoche miré mi reloj como mierda, mientras lo imaginaba en diferentes situaciones me daba cuenta de nuevas cosas (como que las manillas brillan en la oscuridad). Luego de tanto mirarlo me puse a investigar sus partes hasta que llegué al cuadradito de la fecha, no decía la del momento, estaba adelantado por más de dos semanas.
Cual máquina del tiempo de juego de niño me puse a imaginar qué estaré haciendo en ese día, como despertaré y qué jugaré (con quién). Después de un rato metido en eso, me puse a pensar y mi conclusión fue clara: no puedo saberlo, mejor vuelvo al momento real y vivo el presente.
Y aunque el presente no se parece en nada a lo que yo imaginé hace unos meses cuando pastruleaba sobre el futuro, estaba con quién pensé, no de esa forma, no en la misma situación, pero ahí estaba.
Las cosas no salieron como yo quería, pero tengo un nuevo reloj. Ya tengo dónde ver la hora como grande, resiste el agua, cuenta los días y tiene un taquímetro para ver qué tan rápido voy (eso hubiera sido útil tenerlo antes).
Vamos a ver si el reloj llega a la fecha que imaginé, a veces las cosas nuevas no me duran.
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