25.11.10

Yo quiero.

Bienvenidos y gracias por leer.

Sí, a veces me hago mala sangre, así soy. Hay días en los que entro en depresión, tengo momentos de risa extrema y en otros hambre de soledad. Reconozco que soy portador de 1001 defectos (probablemente más), pero sin embargo, quiero muy fácilmente.

No me confundan, la mayoría de gente me cae mal, pero me bastan 10 minutos para que eso cambie y, en ocasiones especiales, tan solo media hora para tenerle cariño a una persona.

Supongo que siendo tan quisquilloso con la gente, sé lo que me gusta y lo que no, y si veo algo bueno en otro asumiré que somos compatibles.

El problema es que tan rápido como quiero puedo cambiar de opinión. Repito, no me confundan, no soy una persona voluble (al menos no a ese extremo), es solo que sé reconocer mis errores (al menos conmigo mismo) y si me demuestran que me equivoqué no dejaré de notarlo.

Con todo esto puedo decir que hay muchísimas personas a las que no quiero, bastantes a las que sí, pocas a las que detesto pero tan solo un par a las que amo.

22.11.10

¿te gustan los chicos?

Bienvenidos y gracias por leer.

Hace poco más de una semana estuve en Barcelona, conocí a mucha gente buena onda y la pasé increíble.

Algo pasó en el viaje que me hizo pensar, no sé, sobre un tema que a mi parecer no debería ser tan controversial como lo es. Estábamos en un bar, una reunión divertida, uno de esos lugares que imaginas cuando piensas en Europa. Gente vestida como en catálogo de moda, uno tras otro. Una nueva amiga catalana llegó con cuatro amigos suyos, tres eran hombres de evidente inclinación homosexual(derepente lo digo por prejuicio), muy buena onda. De pronto, un muchacho bastante bien parecido se dispone a salir del local y las chicas de mi mesa lo miran con deseo murmurando piropos, a lo que yo digo:

"...igual creo que estaba con el otro chico"

Las chicas rieron y siguieron tomando. Nuria, mi nueva amiga, me pregunta:


"¿a ti te gustan los chicos?"

No sé, me pareció tan natural que me sorprendió, éramos ocho personas en la mesa. En Lima eso hubiera resultado una pregunta muy fuerte para hacerle a un chico que acabas de conocer, muchos de los hombres que conozco incluso se hubieran sentido ofendidos.

Debo decir que durante mi infancia me he sentido ofendido millones de veces por gente que se refería a mi sexualidad. Y a pesar de que no sufrí de ningún tipo de bullying (mayor), cargué por mucho tiempo con una sensación bastante fea con la gente que utiliza la sexualida
d para intentar ofender a otros. Llegué a intentar cambiar comportamientos, para no ser "confundido".

Poco después, los amigos de Nuria decidieron partir. Tras despedirse de las chicas dos de ellos se despidieron de mi con beso en las mejillas (pudo ser porque uno era italiano, no sé), yo cómo buen peruano fui con la corriente, feshhhh. Así otra de mis nuevas amigas, peruana que vive en Barcelona, me dice:


"te sacó tu besito!"

Reí. Supongo que es lo que hacemos, reímos cuando no sabemos qué pasa. Si hay algo que me he dado cuenta en este viaje es que somos pequeñitos. Hay millones de personas y cada una más compleja que la otra, pero todas diferentes. Si nos preocupáramos de las miles de diferencias que hay entre nosotros habría discriminación hasta hacia los zurdos (muchos podrían decir que la hay jaja).

Deberíamos aprender a tomar las cosas con más naturalidad, que estoy seguro que, si de verdad quisiera, encontraría algo para discriminar a cualquier persona que se me cruce.

foto: La tomé en la Barceloneta y me pareció buena para acompañar el post.

4.11.10

Las primeras horas del viaje siempre son las mejores: ROMA

Bienvenidos y gracias por leer

Ha pasado mucho tiempo desde mi último post, estoy muy entretenido en Salamanca y no se me ocurría qué escribir. Hace unas semanas estuvimos por las BEEEEEllas tierras italianas y vivimos cosas que me fueron imposibles dejar de contar.

No voy a hablar del viaje en general (al menos hoy no), quiero hablar del inicio…

Como siempre, soy la persona más suertuda del mundo, un día antes del viaje a Italia algo me cae INCREIBLEMENTE MAL y termino con la huacha más floja que la consciencia de Alan García (alguien dijo leche enci??). Me pasé toda la mañana tomando té para subirme a un bus de 3 horas sin baño, casi lloro, no quiero decir más.

Mis amigas y compañeras de cuarto(y vida) tampoco la estaban pasando muy bien, una sufría de dolores abdominales (no diré más), la otra pasaba por el síndrome pre-menstrual y la última, bueno, ella siempre feliz.

Llegamos al aeropuerto en Madrid, por suerte no tuvimos ningún derrame y todo parecía estar bien. Luego de varias horas pudimos salir rumbo a la tierra de la pizza y el helado.

Pues bien, bajamos del avión, salimos del aeropuerto, subimos a un bus hacia la estación de tren. Estábamos en Roma, eran las 10:00pm aproximadamente y la idea era ir a Venecia, dormir esa noche en el tren, no teníamos hotel.

“¡NO HAY TREN PARA ESTA NOCHE!” pues si, parece que debemos dormir en la estación, yo de muy mal humor, con mi cámara canon enredada en mi cuello esperaba a que mis ojos se cerraran. Las chicas se reían de la tragedia y las calles parecían alguna calle mal cuidada del callao, yo me sentía extremadamente inseguro (Italia no es lo que se imaginan). Luego de unos momentos aparece una carrito con 4 policías que, en una mezcla de español-italiano-alemán, nos dicen:

“no pueden dormir aqüí, estacione prohibida, peligroso, si duermen uno despierto, sino CANON AUFVIDESEN!”

Siendo el único varón me sentí responsable por las muchachas, así que salimos en búsqueda de un hotel (hostal) para pasar la noche. Repentinamente un hindú en terno con olor a cebolla se nos acerca ofreciendo hospedaje, “el precio? Cuánto tienen?”, Corrimos. Al no encontrar nada, un policía nos recomendó a un señor “¡OH, HOLA OTRA VEZ SEÑOR HINDÚ!”.

Por 20 euros cabeza, salimos por la puerta principal de la estación de Termini (el nombre parecía presagiarnos algo), adelantamos a los negros que dormían en las calles (nada de racismos), pasamos al lado de lo que parecía ser una pandilla de pirañitas, un camión de policía frenó a nuestro costado y se bajaron varios con palos en las manos dispuestos a limpiar las calles, el señor hindú nos decía “quick! Quick! Walk quick!”. Llegamos a una esquina, donde otro señor nos recibió, este hablaba español y nos guió a nuestro domicilio por esa noche. Cruzando la pista, pasando el basurero, entrando a la calle oscura, donde hay dos tipos fumando hay una puerta, entrando a un edificio que parece manicomio reformado, pasando el jardín marchito, subiendo por un ascensor de un metro por 30 centímetros (donde por cierto nos metimos los 5 y las maletas), si quieres violarnos y matarnos ¡este es el momento!

No pasó nada, entramos a un hostal misio pero tranquilo, en un cuarto de techo muuuuuy alto. Dormimos con la luz encendida mientras una pareja hindú tenía sexo duro en la habitación contigua.

Seguidores