Este fin de semana me he dado cuenta de que me he estado portando como un huevón. Me puse a leer las huevadas que escribo hace meses y me caí mal… todo baboso hablando de aprendizajes, dando moralejas, sufriendo en público.
¿A quién le importa? Probablemente a nadie… osea, no me da roche porque al final no hay muchas opiniones ajenas que me interesen.
Creo que perdí el ojo crítico, hay tantas cosas de qué quejarme (lo hago siempre en la vida real) y podría escribir sobre ellas… antes lo hacía y era más divertido.
Tengo un montón de temas menos idiotas de qué hablar…
Pero bueno… empezaré otro día porque necesito un descanso, ya regreso.
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