Y así te ves metido en cosas que no pensaste, pensando en lo que
no quisiste, queriendo lo que no tuviste, teniendo lo que esperas, esperando a
que todo vuelva a la normalidad… y con “normalidad” nos referimos a ese nada
emocionante aburrimiento pedorro que solo se disfruta de a uno.
Es interesante cómo uno se engancha con situaciones que parecen
hechas a la medida, hechas para disfrutar y estar feliz… al inicio uno no
piensa en formalidades ni en seguridad… a quién le importa salir herido en un
juego divertido? Quién asegura una casa cuando está de invitado?
En una situación así existe la posibilidad de sentir algo más
extraño aún… el miedo a perder lo que no es tuyo.
¿Cómo lo justifico yo? Bueno, míos son los momentos, no los
lugares ni las personas… tengo el derecho a sentir miedo de perder cualquier
cosa que forme parte de mi vida. Y bueno, tengo mucho que perder… un culo de
miedo también.
(sí pues... tonterías)